ChapeKa es una niña que está en plena pubertad, una preadolescente inquieta y muy imaginativa que enfrenta, en este cuarto libro, un viaje a una dimensión multisensorial, mezcla de delirio y pesadilla. Internada en un hospital tras una accidental crisis alérgica de gravedad inesperada, ChapeKa intenta dormir, pero la realidad se filtra como un sonido de fondo con las poco tranquilizadoras noticias de un país convulsionado. Así aparecerán, para llevarla de paseo, por la ciudad y sus secretos, un par de personajes tan misteriosos como amigables: Bernie, un niño osezno y el perro Banderita que con su pañuelo al cuello nos evoca al icónico Matapacos de la revuelta social. ChapeKa no logra ni quiere distinguir qué ha sido realidad y qué ha sido imaginación, no le preocupa que el mundo consciente y subconsciente se mezclen, y sus múltiples voces interiores la mantienen conectada en su corazón y pensamiento con su gato Tato, con su amiga Alba, que es albina, con su amigo Rafael, que es colorín y con el calor y afecto de su familia. Se trata pues de una aventura entretenida que nos da cuenta de cómo se va coloreando y afirmando una identidad juvenil en pleno desarrollo.