En sus tres narraciones, Eduardo Sánchez Ñiguez da cuenta de cómo el erotismo está profundamente conectado con todo aquello que, queramos o no, da forma a nuestro ser. Desde una perspectiva que mantiene presente el componente cultural y artístico en relación con la trayectoria de lo erótico, estos relatos confluyen en una conjunción de caminos de los que difícilmente se puede salir indiferente.