Un hombre se interna por solitarios caminos rumbo al norte del país. Escribe una bitácora a partir de los detalles que observa en la carretera: una estación de bencina perdida en la amplitud del horizonte, un rebaño de cabras que se cruza en su camino, los pequeños negocios que sobreviven pese a la aridez del paisaje.
El sosiego del trayecto contrasta con los álgidos recuerdos de un viaje anterior que van aflorando a medida que se acerca a su destino. Con implacable renuencia, intenta reconstruir las piezas de un pasado extraviado, marcado por la elusiva presencia de una mujer a la que busca, pero que ya no está.
En esta novela concisa, sobria y casi minimalista, Daniel Plaza nos conduce en un derrotero nostálgico, una travesía personal donde los silencios y las ausencias se convierten en verdaderas señales de ruta.