Kerstin Möller, logra yuxtaponer los espacios interiores y los exteriores a través de juegos de palabras que merodean con desparpajo la frontera de lo de dentro y lo de afuera, aun cuando afuera está lo desconocido, lo hostil (frases morbosas de publicidad, descripciones grotescas, narraciones violentas que espectacularizan la desgracia, entre otros asuntos). ‘Sociudad’ comunica estos espacios; el domicilio (nuestra casa, que es nuestro cuerpo, que es nuestro yo) y la calle (la ciudad, que es la urbe, que es el otro/la otra). Es decir, sitúa y conjuga en este libro el lugar del ser para sí con el lugar del ser para las otras /otros. En este sentido, el espacio del afuera es una especie de ‘caos’ y sólo con la realización de un rito podría ser ordenado. Este acto será para Kerstin, la escritura, aunque como dice Diamela Eltit:“El lenguaje, además de poderoso, me parece represivo, opresivo. Pero no estoy segura de que el lenguaje ordene el caos; puede, en algunos casos, detonarlo”.
Ángela Neira-Muñoz