Algunos poemas de Ver y Palpar son efectivamente bastante previos a la publicación del libro (1941), pero no parece el caso de la mayor parte de los cincuenta que lo componen. Sea de ello lo que fuere, reconocemos en estos versos el prurito originalista que caracteriza el autor. Su sello consiste principalmente en la libertad de las imágenes y en una tendencia lúdica que asoma acá y allá. (Eduardo Llanos Melussa).